(El cadaver divino toma forma en el animal.)
La
idea de Dios es una idea peligrosa. Quien osa a experimentar con ella corre el
riesgo de adorarla. Pero sin embargo, una vez superada su repercusión moral y
ontológica, puede ser útil en un sentido completamente creativo. Con Dios se
abre de plano un nuevo estadio emocional y experimental en el sentido
sentimental. El plano divino. Lo que propongo aquí no es una adoración o
creencia en un Ser superior, sino una experimentación emocional con la idea de
Dios. La idea de Dios, por más escupida que haya sido, se encuentra presente
mediante el poder de las instituciones. Por tánto, robémosela, y relacionémonos
con ella en un plano puramente individual.
(Lo místico produce terror)
Por
más que Dios no exista, debe ser enfrentado, comprendido, y utilizado como concepto
emocional. Dios deja de ser una entidad creadora y pasa a ser un plano
emocional perceptivo en dónde las cosas tienen cierto valor superior al
mundanal. Allí hay una fuerza, una divinidad propiamente humana, la conoración
poética del hombre en pos de una obra que no puede crear racionalmente. Dios es
el ocaso de toda cotidianeidad en un plano superior y misterioso. Dios es la
sumatoria de los anhelos y deseos humanos plasmados sangrientamente sobre un
lienzo en blanco. Dicha pintura, refleja
la crueldad como la desgarradora situación existencial en la que nos
encontramos. Dios no es un enunciado, es una imagen. No es un razonamiento, es
un dolor.
(Dios no existe sin la emoción)
El
anhelo de trascedencia implica una sola cosa: intensidad. Dios es, por sobre
todo, sinónimo de intensidad. Sin embargo, nuestras uñas son demasiado débiles
para desenterrar su Cadaver. Se quebrarían. Han de tornarse, entonces, en garras
que devoren el cielo. Si la intensidad ya no puede encontrarse en Dios ¿Qué
queda de sagrado?. Lo animal.
(Lo divino y lo animal se confunden)
(El hombre es carencia de divinidad y represión de animalidad)
Por
contrario, tanto divinidad como animalidad dan la sensación de algo más. Dan el
coraje y la voluntad de algo que no le importa su muerte. Son poderes en plena
expresión. Son la propia reafirmación estética del individuo, que considera su
sublimidad más digna que cualquier verdad.Una
vez muerto Dios, y muerto el hombre, queda solo paso a lo animal. Lo animal no
es un estado primitivo, sino una primitivización de las complejidades. Lo
animal es un resurgir de la propia intensidad antes devenida en religión y
asesinada en ciencia. La propia forma, la propia divinidad, se preserva de su
muerte complejizándose a tal punto de volverse primitiva. Sangra de tanto
orden, y se vuelve carne. Las emociones que antes nos hacían religiosos, hoy
nos hacen animales.
(El salvajismo integra en su estética lo divino)
Que buenOOOOO! Felicitaciones a todos ..... a tu inspiración y a tus colaboradores de imágenes,sonido.......... Love!
ResponderBorrar¡Muchas gracias! Tener lectores que de alguna manera disfruten el espacio como a su vez se vean cuestionados por las afirmaciones que hago, es más que una inspiración para seguir escribiendo.
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