jueves, 27 de octubre de 2016

Salvajismo Plástico



Los tiempos primitivos murieron. La historia es un movimiento hacia la descomposición.  ¿Qué es lo que se deshace?  ¿Mi espíritu o mi carne? Tener un punto nostálgico, un edén animal perdido, es tener un objetivo. Mi mirada, en cambio, como el ciego, la dirijo al vacío.



El buen salvaje se pudrió. Vuelan, sobre su cuerpo hinchado, las moscas de la civilización. El sol, con su insoportable luz,  hacer arder la carne. Los nervios están fundidos al hierro del progreso. Un cuerpo dócil es un cuerpo enfermo. Enfermo de razón.

¿Hay algo, en esa animalidad muerta, a lo cual volver? Nada.  El hedor tóxico de estos anhelos sugiere que mi nostalgia no es primitiva, sino química. Las palabras se oxidaron. ¿Qué es un concepto frente a una sensación?. Un instrumento débil, una abstracción venenosa, la castración del impulso.

Bajo el imperio del lenguaje se mueve una sombra. Una cruda naturaleza quiere emerger desde los órganos. Podríamos llamarle, simplemente, melancolía del caos. La falta de furia mutila al cuerpo moderno. Su sangre demanda violencia y fuga. Fantasías que adquieren un carácter médico.






El salvajismo renace en el plástico. Surge, de la asfixiante técnica, una nueva forma de primitividad: la manipulación de la hormona. Objetos vivos penetran el cuerpo y segregan sensaciones. Queman abstracciones en el sudor. El lenguaje, viscosamente, se diluye en los fluidos. La piel se deforma y los vellos crecen. La repugnancia se confunde con la belleza.



La estética huye del hombre, persigue lo animal. La única belleza es una forma monstruosamente proporcionada. Una bestialidad comercial, sujeta al control y a la dosificación. Lo anormal es el objeto de deseo,  es el medio por el cual la razón remordida sangra, para sobrevivir. La humanidad se transgrede en la cosa. Una cosa viva y salvaje. 

Si el hombre se superpuso a la bestia, muriendo, la resucita. Ya no hay sujeto. No interesan sus impotencias. Sólo una bella abominación. Un objeto animal. Signo de un tiempo posthumano. 




Texto: Marcos Liguori

Imágenes y obra: Victoria Liguori (página web: http://victorialiguori.wixsite.com/victrialiguoriarte)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario